Barcelona, 1861 – Aranjuez, 1931
Santiago Rusiñol vivió entre dos siglos. En su viaje a París en 1888 alquiló una habitación justo encima de el Moulin de la Galette, junto a sus amigos el escultor Claraso y el pintor Ramón Casas, un club nocturno que atrajo la vanguardia parisina de la época (79, Rue Lepic, Montmatre). Allí se rodeó de la bohemia y conoció a genios como Eric Satie, Degas. A su regreso a España desarrolló una maravillosa forma de plasmar paisajes con coloridos asombrosos, capaz de transmitir la temperatura de sus rincones.
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Escritor, pintor e ideólogo del movimiento modernista catalán, comenzó su formación artística en el taller del pintor Tomás Moragas, frecuentando igualmente el Centro de Acuarelistas de Barcelona, del que sería uno de sus fundadores. En 1884 realiza su primera exposición en la tradicional Sala París de Barcelona, juntos con sus amigos el pintor Ramón Casas y el escultor Enric Claraso.
En 1887 viaja a París junto con Casas y Utrillo, entre otros, instalándose en Montmatre. Allí tendrá la oportunidad de aprender al lado de Pierre Puvis de Chavannes la práctica de la pintura al aire libre, familiarizándose, igualmente, con el simbolismo. Representará junto con Mir y Beruete la tendencia española del paisajismo con una marcada influencia francesa. Podemos decir que, a pesar de que Rusiñol fue un receptor del impresionismo, su pintura, con un estilo tan personal de sus paisajes, nunca estuvo marcada por esta corriente pictórica.
A su regreso a España fundó el Taller – Museo del Cau Ferrat, donde experimentaría con la luz. Realizó paisajes de los Reales Sitios como Aranjuez, La Granja, el Tívoli o Frascati en Italia. Aunque su temática es muy diversa, se centra principalmente en el paisaje, ya sea rural o urbano, en el que la figura humana no resalta respecto al mismo, sino que queda integrada dentro de ese entorno. Al final de su vida su pintura se centrará en paisajes naturales y en paisajes fantáticos, donde los árboles y elementos arquitectónicos jugarán un gran papel en su ornamentación.
Podemos decir que la figura y la obra de este gran artista como fue Rusiñol ha quedado adscrita al paisajismo, inmortalizándose como el pintor de los jardines de España.