Daugavpils, 1903 (Letonia) – Nueva York, 1970 (EEUU)
Marcus Rothkowitz, conocido como Mark Rothko, será uno de los grandes pintores abstractos del siglo XX. Pertenecerá a ese grupo de pintores que eliminan la textura, la materialidad de la pintura, los gestos, para reducir las obras a grandes superficies con dos o tres colores que hablan sólo del espacio del lienzo.
Abstracción
- Wassily Kandinsky
- Jackson Pollock
- Mark Rothko
Este cromatismo puro, en el que las pinceladas sólo aparecen para marcar alguna orientación en la superficie se iría radicalizando, durante los años sesenta, para tomar sólo en cuenta el soporte, el color y el campo visual que las definen.
Rothko desarrolla el espacio vacío sin personas ni objetos, percibiéndose éste como luz y color. Da tantas manos de pintura como juzga necesarias para llegar a crear profundidad o transparencias con el color. Su intención es la de envolver y ambientar al espectador, abrir un espacio en nuestra imaginación a través de sus espacios organizados en formas geométricas, de manchas de color. Las lisas superficies parecen emanar un sereno silencio. El espacio pictórico parece transformarse en morada del espíritu, desde la cual no se divisa nada. La sensación de desesperación que produce llega a muchos espectadores al contemplar sus grandes formas cromáticas. Esta inmersión hacia los campos de color lo consiguió tras muchos años explorando distintas formas de figuración, retratos, escenas de una vida urbana con ciertos tintes hopperianos. Sin embargo, en Rothko el lenguaje figurativo que le había sido heredado le resultaba imposible para transmitir la realidad inefable que él anhelaba hacer visible. La abstracción era el vehículo idóneo para expresar sus emociones: la tragedia, el éxtasis, el dolor. Su sueño radicaba en destruir la ilusión y revelar la verdad.
Por contra a Pollock que elegía, dentro de la expresión abstracta, el camino de la acción y los grandes gestos, Rothko emprendía un viaje mucho más silencioso en el que sus pinturas alcanzaban la plenitud a través del vacío más absoluto.
Hacia el final de su vida su paleta va oscureciendo el color para dejar paso a obras prácticamente monocromáticas, vaticinio de una creciente depresión que anticipa el suicidio del artista en 1970.
«El arte es una aventura hacia un mundo desconocido, que sólo pueden explorar quienes estén dispuestos a correr el riesgo«. Mark Rothko