La mayoría de las imágenes representadas en el arte paleocritiano se encuentran en los muros de las catacumbas romanas, cementerios subterráneos donde los cristianos enterraban a sus difuntos. Los temas representados eran muy variados y muy significativos. En ellos aparecen las directrices que conformarán la tradición del arte cristiano de los siglos venideros.
Una de las primeras y más representativas imágenes de este momento será el crismón, monograma que aparece con las dos primeras letras griegas X y P del nombre de Cristo. Junto a estas letras se le suma el signo de la cruz y el círculo y, a ambos lados, la primera y última letra del alfabeto griego: alfa y omega.
Arte Medieval
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Aparecen también temas que son influencia de la antigüedad clásica como Hermes Crióforo que ahora se convierte en el Buen Pastor. Igualmente, se representan elementos vegetales y animales, como la vid, el cordero, el ciervo, la paloma como símbolos alegóricos del mensaje cristiano.
Plásticamente, se perderá el realismo de la figura romana, no hay cabida para la representación de la belleza física sino para reflejar la espiritualidad de la verdad interior. Las figuras carecen de volumen, son imágenes planas, sin profundidad, de trazos vigorosos. No existe parecido con la realidad. En los rostros representados resaltan los ojos grandes, bien trazados, como ventanas abiertas que nos dejan ver la afloración del alma. Los colores, de gran viveza, simbolizan la luz divina.
El Buen Pastor pintura de la catacumba de Santa Priscila. Este tema representado se convierte en el símbolo de la filantropía y su discurso se dibuja conforme a la valoración de la tranquilidad bucólica del mundo ultraterreno, en contraste con la violencia de la muerte.
La Orante, pintura de la catacumba de SantaPriscila en Roma, está representada como signo simbólico de la nueva creencia, adoptando el gesto de súplica para alcanzar la gracia, de «rogar sin elevar las manos, con modestia y moderación».
Pintura de la catacumba de Santa Priscila en Roma (s. III) . Esta imagen remite a una concepción fundada sobre el concepto de la Iglesia -madre de los fieles- o la Virgen con el Niño. Algunos estudiosos prefieren identificar la imagen de la Virgen con la imagen de la propia Iglesia, como madre de sus fieles, ante la duda de un tema tan discutido como el de la Encarnación, en la que María asume la misión de dar forma a la naturaleza humana de su hijo.
Virgen, profeta y vaticinio. Entre las principales representaciones que decoraban las catacumbas cobraba especial interés la de un personaje que, ataviado con la túnica y el pallium del filósofo, centra su gesto en señalar con la diestra una estrella de seis puntas. Esta escena podría recoger la propuesta de un vaticinio apocalíptico: Cristo como «rápida estrella de la mañana».
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