Como ya decíamos en artículos anteriores, el graffiti nació en las calles de Nueva York a finales de los sesenta convirtiéndose en un medio de expresión y de comunicación ideal para un gran número de grupos de jóvenes de barrios empobrecidos. Su localización y su presentación no convencional, fuera de los museos y galerías, es lo que puede generar dudas ante el público que lo observa.
El Graffiti
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En realidad, este tipo de manifestaciones artísticas pueden asemejarse a las que hacía el hombre prehistórico en las cavernas, o las pinturas murales de Pompeya, o incluso los textos jeroglíficos del arte egipcio. Pintar o dejar mensajes en los muros ha acompañado a la creatividad humana desde nuestros inicios.
El graffiti a finales de los 70
A finales de los setenta el graffiti alcanzó sus cotas más altas a través de la incorporación de nuevas imágenes que procedían de la iconografía popular: cómic, retratos, caricaturas, dibujos animados… Todo ello originó una gran rivalidad entre los escritores graffitistas que luchaban entre sí por destacar sobre el resto, lo que originó la conocida “Guerras de estilo” (Style Wars), aunque para nada eran violentas. Su finalidad era la de ser los más prolíficos y conseguir de esta forma el respeto de los demás. Para ello los escritores formaban grupos conocidos como “crews” aumentando así el número de firmas por toda la ciudad. Artísticamente, desarrollarán escenas de gran complejidad, master pieces (piezas maestras), en las que destacarán la mano de los grandes maestros del graffiti a través de obras de mayor tamaño, complejidad y llenas de expresividad:

Lo que en un origen se había desarrollado principalmente en el metro y sus garajes, ahora iría a trascender a toda la ciudad, ocupando sus muros, fachadas… todos sus rincones, aunque no por mucho tiempo.
El graffiti en los 80
En los comienzos de los años ochenta, la MTA (Metropolitan Transit Authority) de Nueva York empieza a tomar medidas tales como endurecer las penas contra los escritores de graffiti, aumentar la vigilancia, la instalación de nuevas vallas más sofisticadas en las cocheras de los vagones del metro, restringir la venta de pinturas a los jóvenes, usando los medios de comunicación o, incluso, valiéndose de campañas políticas… para así erradicar este boom del graffiti y su encarnizada lucha contra los escritores, a los que se les empieza a llamar “buffs” (entusiastas). Todo ello conllevará a que el graffiti se sumerja en un período de decadencia en el que muchos escritores, en su constante lucha por dar rienda a su obra, cruzan el Atlántico, rumbo a Europa, para dar a conocer esta subcultura en el viejo continente.
Este aparente declive del graffiti supondrá un breve respiro frente a la inminente llegada de un segundo boom por parte de aquellos escritores más radicales y agresivos.
Podríamos decir que en estos años se desarrolla una fase a la que bien podríamos definir de supervivencia, hasta que aparece a mediados de los ochenta una explosión y diversificación del Hip-Hop que desarrollará diferentes estilos de gran complejidad, reavivando la llama de la neoyorquina cultura del writing. Todos quieren ser seguidores del hip-hop (b-boys). Esto animará de nuevo a los jóvenes y fomentará la ilusión por la esperanza de revivir los viejos tiempos regresando a las cocheras de Brooklyn para volver a pintar sobre esos vagones de metro ya averiados y retirados o simplemente hacerse una foto junto a su pieza en un vagón de metro neoyorquino.
Sea como sea, el writing resurge entre sus cenizas, aunque los viejos tiempos ya nunca volverán. Artistas del graffiti que destacarán en estos años serán: Jean Michel Basquiat y Keith Haring
Jean Michel Basquiat

Basquiat es uno de los artistas más importantes del graffiti neoyorquino de principios de los años ochenta. Vivía en en las zonas marginales de Nueva York y durante tiempo fue un simple vagabundo. Muchos de sus graffitis eran frases de contenido poético, filosófico o de crítica a la sociedad burguesa. Pintaba por los rincones de la ciudad, incluidos lugares poco convencionales e, incluso, en aquellos objetos que encontraba en su camino. Podríamos afirmar que fue Basquiat quien demostró que un escritor callejero podía ser un un artista de primerísimo nivel.
Keith Haring

En los años ochenta, Haring comenzó a realizar graffitis sobre los paneles de publicidad del metro de Nueva York sirviéndose de rotuladores y tizas blancas. Posteriormente fue extendiendo su obra a pósters y otra serie de elementos. Sus obras se caracterizan por ser composiciones donde mezclaba figuras humanas, animales, televisores, referencias a la energía nuclear… Al ser un tipo de arte distinto alcanzó rápidamente un gran prestigio y fama, incluso los museos de arte empezaron a exponer sus obras.
Blek le Rat
En cuanto a Europa, el movimiento del graffiti iniciado a mediados de los años ochenta nos llega junto con dos elementos del Hip-Hop: el break-dance seguido del rap. Con la llegada de escritores americanos comienza a surgir giras por toda Europa, de la misma forma que los europeos se desplazan a beber del origen de esta nueva forma de hacer arte a la meca del graffiti.
Día a día, el graffiti se irá instalando en las calles y apropiándose cada vez más de las paredes de las distintas ciudades europeas. Uno de los más destacados artistas callejeros que surgirá en Europa será Blek le Rat (adoptó este nombre por el nombre del cómic italiano Blek le Rat que leía desde niño). Muy influenciado por el stencil (estarcido) y el graffiti que vio en un metro de Nueva York, comenzó a plasmar su obra por las calles de París desde 1983.
A través de plantillas, su obra se caracteriza por la representación de figuras humanas de gran realismo, tanques de guerra, ratas… Bleck le Rat logró su reconocimiento artístico y renombre internacional cuando su obra fue expuesta en el centro Georges Pompidou, uno de los grandes museos de arte moderno.

Bansky
Otra figura del graffiti y de reconocido nombre mundial es el artista británico Banksy. Influenciado por la obra y la técnica del estarcido mediante plantilla de Blek le Rat, su trabajo se caracteriza por la representación de cínicas críticas a la sociedad actual, a las guerras, al militarismo, a la explotación infantil, al cambio climático, la sociedad consumista… realizadas con aerosol, técnicas del graffiti y el uso de plantillas mediante estarcidos.

El graffiti en la actualidad
A mediados de los años noventa surge el Post-Graffiti, que consiste en obras realizadas generalmente por un grupo de artistas que trabajan conjuntamente utilizando muy diversas y variadas técnicas: carteles, pósters, pegatinas, collages… gran parte de este trabajo se realiza en un taller y se finaliza en la calle, reduciendo así el tiempo de ejecución y exposición y, principalmente, a ser detectado.
Con el transcurso de los años, la proliferación del graffiti día a día va en aumento. Recordando los primeros fanzines, que no eran más que meras fotocopias en blanco y negro, a las publicaciones legales a todo color con las que podemos disfrutar en la actualidad, o el gran salto que ha dado en el campo de Internet mediante todo tipo de información que se recoge a través de textos, blogs, chats… no hace más que consolidar, desarrollar e integrar en la sociedad que el arte del graffiti ya forma parte de nuestras calles, de nuestros barrios, de nuestras ciudades y como no, de nuestras vidas.
El graffiti es reconocido como una forma de arte, por encima de la controversia que existe entorno a él, su legalidad o vinculación con el vandalismo, sobre todo sus formas más complejas. Si imaginásemos a Picasso en estos días haciendo un graffiti, sería ante todo una obra de arte. Si estuviese hecho en una propiedad privada o pública sin permiso, legalmente es vandalismo, pero el valor artístico es independiente. Su localización no le descalifica como arte, sino su valor artístico en sí.
El graffiti también ornamenta lugares urbanos inhospitos o antiestéticos como edificios abandonados o muros. De alguna forma, el graffiti artístico los convierte, transportando al espectador a otros e inesperados lugares.
Aunque se piensa generalmente que el arte grafitista es un arte urbano de los chicos de barrios empobrecidos, en realidad muchos de sus participantes son personas de clase media y alta. El graffiti es una forma de expresión, de comunicar, incluso es considerada como una transgesión contra el orden económico y político, o contra el mercado del arte establecido y el sistema de galerías de arte, pero sobre todo la mayoría lo considera una forma de expresión divertida y excitante.
El mercado del arte sólo considera arte lo que designan los miembros de la comunidad artística, galeristas, museos y comisarios. El graffiti está fuera de este control, aunque muchas galerías y museos ya lo han incluido entre sus obras de referencia desde los años 80 y 90. Ejemplo de grafitistas que han expuesto en galerías son Basquiat, Lee Quinones, Yaki Kornblit o Barry McGee. Incluso hay ciudades que les ayudan para que puedan expresarse legalmente. El graffiti se ha convertido así en un arte reconocido por el público, donde el artista conecta con el espectador para mostrar, en el estado más puro, su propia intención.
Muy interesante el artículo. Estamos realizando un trabajo sobre el graffiti, arte o cultura, para la asignatura Cibercultura de 4º de Periodismo. Nos gustaría hablar con el autor o autores de este artículo. Si es posible, pónganse en contacto con nosotros a través del correo. Gracias.