Paises Bajos 1450 – 1516
El Bosco aparece confusamente moderno a los ojos actuales, con una imaginación libre, irónica y siniestra. A través de su visión particular sobre el hombre y la naturaleza, imbuida de un profundo sentimiento religioso y oculto a la vez, El Bosco nos ofrece la locura, el pecado, tal vez el sueño, la vida, la muerte, el tormento eterno, quizá el paraíso.
Pintura Flamenca
- El Bosco
Son algunos de los temas que plasma El Bosco sobre sus pinturas casi soñadas. Esas formas, sus formas perfectamente proporcionadas transitando por paisajes fantásticos. El símbolo se hace patente y se resiste a revelar sus significados.
El Bosco realizará una versión plástica de la obra de Erasmo «Elogio de la locura» en su pintura «La nave de los locos», donde resalta la imagen de estos idos navegando libres, pero al mismo tiempo quedando prisioneros de su propia nave, la locura.
Cuando la poética manierista impone el gusto por lo raro, lo insólito y lo monstruoso, no extrañaa que El Bosco sea uno de los pintores predilectos de Felipe II y que sus cuadros adornen tantas salas de El Escorial. Este artista parte en su obra de la consideración de la animalidad del hombre, de la locura, como vías para llegar a la verdad que, frente al equilibrio y serenidad dados por los temas religiosos de otros pintores de su época, vinculará por contra lo religioso con una realidad distorsionada, que dará ocasión al artista de traducir en formas plásticas una mentalidad y unas formas de pensamiento colectivas y reprimidas de esa época.
Dotado de una gran fantasía y muy enraizado en las tradiciones populares de su tierra, El Bosco tuvo la ingeniosa habilidad de saber transmitir la profunda inquietud religiosa, angustiada por el sentido del pecado.